Este inicio de curso está marcado por la puesta en práctica de medidas que suponen el comienzo de la retirada de dos objetos de amplio uso cotidiano con impactos negativos sobre el ambiente: las lámparas incandescentes y las bolsas de plástico.
El proceso de retirada gradual de las lámparas incandescentes comenzó el pasado 1 de septiembre al dejar de fabricarse las lámparas incandescentes de 100 W o más (sólo pueden venderse aquellas que permanezcan en los almacenes de las tiendas en stock). La medida obedece a un mandato de la Unión Europea dentro de la Directiva Ecodesign. En septiembre de 2010 le tocará el turno a las lámparas incandescentes de 75 W o más, un año después a las de 60 W o más y finalmente todos los tipos en el 2012.
Las lámparas incandescentes sólo dedican el 5% de la energía que consumen para dar luz, el 95% restante se pierde en forma de calor. Entre las posibles alternativas que disponemos los consumidores se encuentran las lámparas incandescentes mejoradas con tecnología halógena (equivalentes a las incandescentes en la calidad de iluminación y que ahorran entre un 25 y un 45% en comparación la estas), las lámparas fluorescentes compactas (que ahorran entre un 65% y un 80%) o los doodos emisores de luz ?LED- (tecnología emergente altamente eficiente, emplea incluso un 90% menos de energía).
En el caso de las lámparas fluorescentes compactas también conocidas como lámparas de bajo consumo, el sobrecosto inicial en el momento de la compra -en relación con la tradicional lámpara incandescente- se recupera con el tiempo a través del ahorro en el consumo de energía y su mayor vida útil. Existen sin embargo, ciertos aspectos polémicos relativos a sus posibles efectos sobre la salud ya que este tipo de lámparas contienen mercurio y emiten luz ultravioleta. Justo la presencia de mercurio requiere que deban descartarse en colectores especiales.
En el que se refiere al tema de las bolsas de plástico el proceso de retirada gradual se enmarca dentro del Plan Nacional Integrado de Residuos (2008-2015), lo cual propone la reducción de un 50%, en peso, del consumo de bolsas comerciales de un sólo uso, a conseguir no más tarde de 2010, así como el relevo progresivo de las bolsas de plástico de un sólo uso no biodegradables por bolsas de material biodegradable.
Este mes de septiembre pudimos observar como diferentes hipermercados están dejando de repartir bolsas de plástico. Este tipo de material derivado del petróleo tarda cientos de años en descomponerse y sólo el 10% de ellas remata en los contendores amarillos para su reciclaxe (aunque segundo la asociación para lo reciclado del plástico, Cicloplast, un 65% de ellas suenen reutilizarse como bolsas de basura, después la mayoría remata su ciclo en los vertedoiros en el mejor de los casos). Las alternativas ofrecidas por diferentes superficies comerciales dentro de sus campañas de sensibilización incluyen las bolsas de fécula de patata, las bolsas de tela, las bolsas de rafia o los carritos.
España es el país europeo que más bolsas de plástico de un sólo uso produce, y el tercero consumidor (se estima que un español consume al largo de un año 238 bolsas de plástico). A cuyo objeto, no sorprende que los fabricantes del plástico sean contrarios a la eliminación drástica de la bolsa de plástico. La Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP) apuesta por la bolsa reutilizable de polietileno (reutilizable hasta 15 veces y para la que ya se está certificando la norma AENOR) junto a la bolsa biodegradable, un consumo más responsable y el impulso de la reciclaxe.
Por: Natalia Abelenda
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